jueves, 14 de febrero de 2013

Difícil


A diferencia de lo que sucede en los libros, las películas, el cine, las novelas, etc., en la vida real uno cree que las cosas tienen un principio pero nunca un final.
Jugamos a ser eternos, a destrozar lo que nos hace bien y a actuar sin medir las consecuencias. Sin embargo, cuando las cosas ya no están,, nos damos cuenta lo que las quisimos y lo que nos gustaría recuperarlas. Pero ya es tarde...
Es tarde porque a partir de ahora, esas cosas ya no son lo que eran sino algo distinto. Son más lo que representan que lo que son en si mismas; es decir, pasan a ser una mera idealización, un reflejo de algo que fue y que quedó en nosotros a modo de un grato recuerdo el cual es sólo eso, un recuerdo y no una realidad.
Son estos los momentos en los que uno no sabe si insultar, gritar, llorar o patalear. La impotencia nos consume, y no sabemos si sentir bronca, dolor, tristeza o resignación, entonces mezclamos todo y armamos un berenjenal de sentimientos y emociones que tragamos y dejamos guardados en nuestro estómago a la espera de un final mejor; pero eso no pasará. El final es lo que es, y la realidad es la única verdad... Podemos buscar las explicaciones que queramos pero hay que rendirse ante los hechos, y más aún cuando esos hechos son la consecuencia directa de actos que realizamos en pleno ejercicio de nuestra voluntad y libertad. 
Es por lo dicho que creo que debemos cuidar lo que tenemos mientras lo tenemos, ya que una vez que lo perdemos no vuelve más. Y así como uno tuvo el poder para transitar el camino que nos llevó hasta donde nos encontramos en éste momento, también tenemos que aprender a decir adiós...

Juan Pablo Yocca (1986 - )